Receta para deshacerse de la lumpereza:
- Déjese arrullar temprano por el murmulencio, bajo el lunor dominical.
- Levántese y distraiga la tristesinra imaginando flapigozos frente al espejo.
- Más tarde, cuente despacio hasta tres y no trate de retener los fruspiros.
…¡Pinochadas!, la lumpereza es inevitable.
Tenía razón el poeta portugués Fernando Pessoa cuando en su Libro del desasosiego afirmó: “Los niños son muy literarios porque dicen como sienten y no como debe sentir quien siente, según otra persona”.
En ellos las imágenes fluyen, espontáneas. Reflejo de la realidad mágica que sólo regala la niñez (y cuando uno crece: la literatura).
A Blanca se le quebró la navidad; Marta no quiere irse al cielo porque su mamá no le da permiso; y un niño portugués, en 1930, manifestó, triste, sus ganas de lágrimas.
La clave está en escucharlos con atención, en darles rienda suelta para que hablen, para que escriban.
El desaparecido escritor guatemalteco Luis de Lion lo hizo alguna vez. Organizó un taller para niños y los puso a escribir. El resultado fue publicado más tarde, por la Editorial Cultura, como un testimonio de ese estado de inocencia al que parece ser necesario volver, para dejar de lado las pretensiones, las estructuras y reaccionar ante la realidad de manera lúdica, clara, llena del asombro infantil que se pierde con los años.
Durante el recién clausurado Congreso Internacional de la Lengua Española realizado en Colombia, los niños también tuvieron su espacio.
Paralelo a la actividad se llevó a cabo el Congresito de la Lengua en el que, 52 niños colombianos, se dieron a la tarea de rescatar del olvido diez palabras (modorra, embeleco, embrollo, menjurje, entre otras) e inventar otras diez, que no me resisto a compartir:
1. Flapigozo: expresión de felicidad, explosión de gozo.
2. Murmulencio: murmullo que se oye en el silencio.
3. Tristesinra: tristeza que se siente como un huequito en la barriga, y que no tiene una razón definida.
4. Pionilla: peinilla que se usa para sacar piojos.
5. Lunor: luz de la luna.
6. Hormonado: muchacho que come mucho.
7. Fruspiro: suspiro ahogado y repetido que se produce al bañarse con agua helada.
8. Pinochada: mentira que va creciendo cada vez más. 9.
Japisteza: sensación de tristeza y alegría al mismo tiempo.
10. Lumpereza: pereza, que da los lunes, de ir al colegio o a trabajar.
Cuenta uno de los testigos que, al final de la actividad, elaboraron panes para representar a las palabras, y, como parte de un ritual mágico, los compartieron con la comunidad para que esta también las hiciera suyas.
- Déjese arrullar temprano por el murmulencio, bajo el lunor dominical.
- Levántese y distraiga la tristesinra imaginando flapigozos frente al espejo.
- Más tarde, cuente despacio hasta tres y no trate de retener los fruspiros.
…¡Pinochadas!, la lumpereza es inevitable.
Tenía razón el poeta portugués Fernando Pessoa cuando en su Libro del desasosiego afirmó: “Los niños son muy literarios porque dicen como sienten y no como debe sentir quien siente, según otra persona”.
En ellos las imágenes fluyen, espontáneas. Reflejo de la realidad mágica que sólo regala la niñez (y cuando uno crece: la literatura).
A Blanca se le quebró la navidad; Marta no quiere irse al cielo porque su mamá no le da permiso; y un niño portugués, en 1930, manifestó, triste, sus ganas de lágrimas.
La clave está en escucharlos con atención, en darles rienda suelta para que hablen, para que escriban.
El desaparecido escritor guatemalteco Luis de Lion lo hizo alguna vez. Organizó un taller para niños y los puso a escribir. El resultado fue publicado más tarde, por la Editorial Cultura, como un testimonio de ese estado de inocencia al que parece ser necesario volver, para dejar de lado las pretensiones, las estructuras y reaccionar ante la realidad de manera lúdica, clara, llena del asombro infantil que se pierde con los años.
Durante el recién clausurado Congreso Internacional de la Lengua Española realizado en Colombia, los niños también tuvieron su espacio.
Paralelo a la actividad se llevó a cabo el Congresito de la Lengua en el que, 52 niños colombianos, se dieron a la tarea de rescatar del olvido diez palabras (modorra, embeleco, embrollo, menjurje, entre otras) e inventar otras diez, que no me resisto a compartir:
1. Flapigozo: expresión de felicidad, explosión de gozo.
2. Murmulencio: murmullo que se oye en el silencio.
3. Tristesinra: tristeza que se siente como un huequito en la barriga, y que no tiene una razón definida.
4. Pionilla: peinilla que se usa para sacar piojos.
5. Lunor: luz de la luna.
6. Hormonado: muchacho que come mucho.
7. Fruspiro: suspiro ahogado y repetido que se produce al bañarse con agua helada.
8. Pinochada: mentira que va creciendo cada vez más. 9.
Japisteza: sensación de tristeza y alegría al mismo tiempo.
10. Lumpereza: pereza, que da los lunes, de ir al colegio o a trabajar.
Cuenta uno de los testigos que, al final de la actividad, elaboraron panes para representar a las palabras, y, como parte de un ritual mágico, los compartieron con la comunidad para que esta también las hiciera suyas.
1 comentario:
Lumpereza, no mejor dicho, quien no se siente así los lunes!!!. Siempre he pensado que los niños tienen una sabiduría que los adultos no terminamos de comprender y que incluso nos aterra. De niña solía pensar constantemente, no quiero crecer más, así soy felíz y cuanta razón tenía.
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