viernes, 14 de diciembre de 2007

Cultural/Colloquium - Recuento 2007-



Por Rodrigo Pérez Nieves


La combinación de los excelentes recursos naturales con los valores espirituales de su gente me ha hecho pensar en Guatemala, más de una vez, como el mejor país del mundo para vivir. Pero por alguna razón no puedo disfrutar todos esos aspectos positivos plenamente. En el país se vive un constante clima negativo y pesimista. Somos un pueblo divertido, pero no alegre. Desempleo, pobreza, protestas, falta de oportunidades son algunos de los factores que motivan nuestro ánimo alicaído. Y en los últimos años, se ha agigantado en mi alma un sentimiento de angustia. Llego a sentir que todo está completamente arruinado. Resido en Quetzaltenango y veo tristeza en los rostros de la gente. Siento pesadumbre e impotencia. Impotencia. Ésa es la palabra. Peor aún, por momentos se me va la esperanza.
La depresión colectiva que atraviesa el pueblo no se debe sólo a la erosión del poder adquisitivo individual sino que es magnificada por la desilusión de ver, una vez más, cómo se nos escapa el futuro de nuestros hijos de las manos. No podemos entender por qué la cultura se convierte en algo inalcanzable como quien escala una montaña resbalosa, volvemos siempre a la base. Se va debilitando en nuestra mente la certeza de que alguna vez llegaremos a la cima. Son éstos los momentos en que nuestros ánimos viran dramáticamente hacia el otro extremo. Nos preguntamos si no estaremos condenados a ser un mediocre país tercermundista para siempre.
En muchas oportunidades los hechos superan mi capacidad de entendimiento. Me doy cuenta de que tenemos problemas y no siempre entiendo por qué. Me paso horas pensando y tratando de encontrar las causas de nuestros males. Mi razonamiento empieza por la economía, pasa por la clase política, sigue por la gente que elige a los políticos, entonces pienso en la cultura, y vuelvo a la política y la economía. Mis pensamientos se hacen circulares al punto que enloquezco. Entonces freno. Y me pongo a leer y escuchar a "los que saben". Y no sé a quien creerle. Pienso que todos tienen razón. ¿Por qué será que tantas explicaciones diferentes del mismo problema pueden parecer ciertas? ¡Y con tanta contundencia! En el medio de mis esfuerzos mentales llego a pensar que la verdad no existe. Que todo es relativo. Que depende de donde se lo mire. Pero en el fondo se que no es así. Sé que la verdad existe.
Ya lo dijo Pierre Bordieu :"Me dirijo aquí a todos aquellos que conciben la cultura no como un patrimonio, cultura muerta a la que se rinde culto obligado de una devoción ritual, ni como instrumento de dominación y de distinción, cultura bastión y Bastilla, que se opone a los bárbaros de dentro y de fuera, a menudo los mismos, hoy en día, para los nuevos defensores de occidente, sino como instrumento de libertad que supone la libertad, como modus operandi que permite la superación permanente del opus operatum, de la cultura cosa, y cerrada. Esos me concederán, espero, el derecho que me concedo aquí de apelar a esta encarnación moderna del poder crítico de los intelectuales que podría ser un intelectual colectivo capaz de hacer entender un discurso de libertad, al no conocer más límite que las imposiciones y los controles que cada artista, cada escritor y cada científico, pertrechado con todo lo acumulado adquirido por sus predecesores, se impone a sí mismo y a todos los demás.

Estoy seguro que compartimos el mismo sueño de una ciudad mejor para todos los quezaltecos. Creo en la ética del hacer. En la pasión del hacer para la gente. Creo en la emoción que genera construir, resolver, dejar una huella que vive más allá de uno.

Propuestas

- Reactivación de la actividad cultural en la ciudad: la creación de la “Cultura Itinerante” para reforzar la presencia cultural en la geografía zonal (o barrial) de la Ciudad, sumada a la ya existente red de centros culturales en la zona central de la ciudad. El fortalecimiento de las instituciones territoriales encuentra en el Programa “Apoyemos la Cultura En mi barrio” una herramienta fundamental.

- Generación de espacios para la exhibición de nuevas tendencias artísticas, o remodelar los espacios existentes como la Zona Militar 17-15 (Perdón, pero no ha perdido su estampa y su macabra historia), salón Mayor de la Municipalidad, apoyo a entidades con espacios físicos como Plaza de la Marimba (abandonada totalmente), Salón Baeza y Casa de la Serpiente, necesarios para cobijar nuevas expresiones que no tienen cabida en los espacios, parques o salas tradicionales.

- Es URGENTE un cambio estructural de la Casa de la Cultura, empezando por el Responsable actual para lograr un fortalecimiento de una política patrimonial, fundamentalmente, en su gran capacidad de generar productos turísticos y circuitos o intervenciones en el espacio urbano: con la creación municipal de la Subsecretaría de Patrimonio para otorgarle verdadera identidad al Centro Histórico de la Ciudad, y trabajar intensamente con los habitantes de la zona (vecinos, comerciantes, empresarios).

- La adquisición de documentos históricos es otras de las apuestas para incrementar el patrimonio cultural de la Ciudad. Historiadores o cronistas coordinados por la nueva estructura de la Casa de la Cultura y municipalidad asesorando a los vecinos en aquellas intervenciones edilicias y propuestas, destinadas a sus barrios de una política de concientización acerca de la importancia del patrimonio cultural como son los documentos históricos.

- Integración de los medios de comunicación, hoy no puede pensarse una política cultural sin una vinculación con los medios. En poco tiempo se podrá ver en las pantallas, páginas de los periódicos, radio, una señal cultural de la Ciudad.

Adendum

Paralelamente, el complejo entramado del campo cultural en la ciudad, sus instancias de producción, circulación y consumo, la reconfiguración de los mercados culturales en el ámbito global, así como el impacto de las nuevas tecnologías y de las industrias culturales en la constitución de los imaginarios sociales, requieren de un Concejo Municipal atento que, lejos de competir con el mercado, funcione como garantía de equilibrio y articulación.
Quetzaltenango, como todos sabemos, necesita de un espacio de reflexión, proyección y planificación que no se contamine con lo coyuntural del día a día. La ciudad debe aplicar un dinamismo que sólo es viable desde la certeza de la planificación, la estrategia y la sustentabilidad. Esa trilogía constituye el único pasaje realista al futuro, con todas las potencialidades que este albergue. La propuestas son elementos ideados para acceder a ese futuro e instalarse en el nuevo destino que Quetzaltenango merece y empieza a alcanzar.

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