miércoles, 9 de julio de 2008

Gestores culturales- agentes sociales



Por Branly López


Estimulado por la Organización de Estados Iberoamericanos y el programa ACERCA de la Cooperación Española, del 19 al 25 de mayo del presente año, se realizó en Bolivia, el Seminario Gestores Culturales y Centros Culturales de 18 países de América Latina, habiendo asistido Casa Noj, por cordial invitación.

El propósito del cónclave consistió en el análisis de importantes fenómenos como el perfil del gestor cultural, la cultura y el desarrollo, las políticas culturales etc. Al efecto las discusiones relacionaron el acontecimiento cultural de los centros culturales de América Latina con sus correspondientes proyectos, dando lugar a la emergencia del debate y la reflexión en torno a la situación y provenir de la cultura en los diferentes territorios representados.

Las conclusiones preliminares señalan que la cultura y el perfil de su gestor trascienden la promoción del arte por el arte. En este sentido, al desempeñar la cultura importante función en la sociedad, de manera natural, convoca al gestor cultural a situarla en el centro del debate, por virtud de su peso específico en el desarrollo de cualquier territorio. Solamente aquellos conglomerados humanos dispuestos a una mirada cultural, en esta dimensión, podrán impulsar con solvencia espiritual el desarrollo económico, social, ambiental, político, y obviamente, cultural.

Ahora mismo, al definir la cultura con sorpresa nos enteramos de su significación de totalidad humana. Si la cultura son todas las multifacéticas relaciones ciudadanas individuales y colectivas, podemos afirmar que el destino del gestor cultural, comprometido con su territorio, consiste en promocionarla, preservarla y difundirla, mediante el ejercicio de planificación de políticas culturales.

Desafortunadamente, en muchos territorios de América Latina, las políticas culturales se hallan invisibilizadas o simplemente descontextualizadas. En los nuevos tiempos el discurso cultural político necesita rearmarse y transitar más allá de los contactos y las redes, observando mayor impacto en la agenda política, económica, social y ambiental, hasta edificar la esfera pública social como negación de la soledad, la pasividad y la indiferencia de los gobiernos -la dinámica institucional y la dinámica ciudadana deben guardar simetría.

Reinventar el municipio y la ciudad con capacidad de encantamiento por la cultura implica, concebir que un nuevo tipo de desarrollo –mejor calidad de vida, creación de riqueza y oportunidad y lucha por la justicia social- solamente puede obtenerse con recursos económicos, metodología y compromiso. Hasta entonces seremos territorios creativos, artísticos, científicos, políticos y económicamente sanos.

Encantamiento y atracción al corresponderse con encuentro y convivencia, niegan las posturas burocráticas y el frenesí por el impulso político partidista. En este sentido los centros culturales en la edificación del espíritu ciudadano solamente ofrecen el mundo de la creación y una estancia para la imaginación y la ternura, demandando por supuesto, un tipo de gestión cultural poética, es decir, creativa y simbólica, pues no todo es rigurosa metodología y dato cuantitativo. Se trata de potenciar el espacio de contacto desde las iniciativas que surgen de la sociedad civil; responsabilizando a los gobiernos para que juntos trabajen en pro de una cultura de paz. Después del encuentro en Bolivia, hemos creado la red latinoamericana de gestores culturales en busca de compartir experiencias y apoyo a la gestión cultural en América Latina.

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