lunes, 29 de octubre de 2007

Maratón de poesía en Panajachel, inscríbanse


Se avecina un Festivalito más organizado por Ati, la Revista del Lago. Y como parte de toda la acitividad cultural, esta vez se tiene programada una maratón poética, 12 horas de poesía continua en la vía pública. Todos están invitados para inscribirse con tiempo y participar en ella el próximo sábado 17 de noviembre.
Más información en los teléfonos 5062 5380 y 7762 3585.

jueves, 25 de octubre de 2007

Recuerdos...

Por: Marvin García

Juguetes, juegos, más juguetes, aquellos que soñé, aquellos que nunca tuve, pelotas, pistolas de agua, camioncitos tonkas, dar una miradita a mi niñez es algo así como abrir la caja empolvada de carritos viejos que está en el rincón más oscuro de mi cuarto, es cerrar los ojos y acordarme del zapatito cochinito, del Mario BROS topado en medio de un ataque de asma, y por qué no, los recuerdos más felices de mi niñez son aquellos domingos en que de la mano de la cada vez más olvidada silueta de mi padre caminaba ilusionado al estadio (algo que sigo haciendo con la misma ilusión), ver de nuevo a mi niño es pensar en la nostalgia de las mañanas en el bus del colegio, en pensar en las eternas horas que mis ojos apenas empezando a ver, esperarían de nuevo acariciar a mi mamita, si mis amigos, me pongo nostálgico, pero creo que eso es el resumen de mi infancia, una pacha llena de no sé qué, alegrías, tristezas, nostalgia al fin, a veces pienso que si la vida fuera una eterna tarde sin hacer tareas, al contrario jugar fut, montar bici, comer pan o simplemente subirse al techo de la casa y pensar ¿porqué el cielo es azul?, la vida sería más soportable, mi niñez se disfruta más ahora que es recuerdo, ahora que extraño esos momentos cuando una piedra era el juguete más valioso para mí, no se me ocurre algo en particular, puede ser música, juguetes, qué sé yo, pero cuando uno es niño, el único miedo que existe es dejar de serlo (ahora entiendo por qué) eso es ser güiro, una pelota, amigos de barrio, todos desaparecemos, menos nuestra infancia, eso no, siempre queda, alimenta y duele, pero queda, el mundo cambió, el aire cambió, la calle cambió, nosotros cambiamos, pero aquellos días serán iguales, ahí donde se quedaron, ojalá volvieran.

martes, 23 de octubre de 2007

Mi renuncia


Por: Edgar Contreras


Por medio de la presente presento mi renuncia irrevocable a ser adulto. He decidido aceptar la responsabilidad de tener 5 o 10 años nuevamente: Quiero volver al colegio con mi suéter rojo deshilachado. Quiero emocionarme al saludar a extraños desde la ventana del carro de papá. Quiero “tomar distancia” en la fila. Quiero volver a mi casa a comer la comida de mi Ita Martha. Quiero participar de los actos en la escuela, llevar la bandera o hubiese sido bueno hacerlo jeje nunca lo logre. Quiero hacer los deberes en la mesa de la cocina. Quiero tomar incaparina viendo el chavo del ocho. Quiero ir a jugar al techo de mi casa donde han pasado tantas vidas. - Quiero que la puerta de calle nunca esté cerrada con llave. Quiero ir a la tienda de la esquina a pedir un quetzal de chicles de bolita de cinco centavos y metérmelos todos a la vez y masticarlos hasta que me duela la quijada y que me regañe mi mamá por estar haciendo "lata" mi dentadura. Quiero mirar caricaturas del pájaro loco en la tele.
Quiero esperar a mi papá, llegar del trabajo, y que esconda nuevamente chicles bubble gum por toda la casa para que los encuentre y se vuelva una aventura fascinante.Quiero ver a mi mamá limpiando lo limpio, barrer la casa y platicar con las vecinas de cómo no esta limpio si ella no lo hace. Quiero que mi abuela me cuente viejos cuentos. Quiero robarle las cervezas a mi Lelo tomarme unos tragos y echarles un poco de agua; quiero verlo alegando de como ha bajado al calidad de la Gallo, de cómo sabe a agua ahora esa mierda. Quiero pelear con mi hermano, porque lo quiero.
Quiero sentarme en la grada de descanso de mi casa y jugar a las cabañas, y que mi hermano grande siempre gane porque él inventó el juego. Quiero comer pizza parado, sudado en chucky cheese. Quiero jugar football en el patio de mi casa con mi hermanito creyéndose Tafarel. Quiero pasarme las "vacas" en la playa jugando en la arena y descubrir ranas gigantes, quizás más grandes que yo, en la piscina, quiero quemarme como un camarón, y andar descalzo en la arena y espinarme nuevamente quiero callar para no recibir el regaño de mamá. Quiero ir de campamento como mis amigos, e inventar un nombre para la cabaña, y que se me ocurra llamarle toy y que a todos les guste, quiero rimar todo con toy para ganar puntos, toy emocionado, toy afirmando, toy deseoso.
Quiero que la seño Nora me diga que me quiere y me deje molestar solo porque en verdad si lo hace. Quiero que el vigilante de la esquina me mire cuando cruzo la calle. Quiero mi bici, mi patineta, mis carritos, mis muñecos. Quiero ir a mirar “pasar los trenes". Quiero reunir a toda mi familia para mi cumpleaños. Quiero ir a campero los domingos y pensar que mi hermano es el más valiente del mundo porque se tiró del tobogán grande.Quiero las cosas sencillas de todos los días. Quiero irme a dormir sin pensar en mañana. Quiero, en fin, que me devuelvan mi infancia, mi inocencia, mi esperanza.

domingo, 21 de octubre de 2007

Casa de la Serpiente abrió en Xela

El 20 de octubre fue un día de fiesta en Casa de la Serpiente, el nuevo centro cultural que, oficialmente, abrió sus puertas en Quetzaltenango. Así transcurrió el día...


Durante la mañana se llevó a cabo un foro de discusión acerca de la violencia y el resentimiento en la construcción de la nación. Participaron: Daniel Matul, Francisco Cajas y Rudy Hernández.



La danza también hizo presencia, y estuvo a cargo de Edith Pacheco.

Carmen Lucía Alvarado fue una de las poetas que participó durante la actividad.


La presentación teatral de la noche estuvo a cargo de Artzénico.


La mera mata puso el toque de Reggae.

El plato fuerte de la noche: Hip Hop guatemalteco a cargo de Alioto Lockos.



Casa de la Serpiente está ubicada en la 5ta calle 2-16 zona 1 de Xela.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Música electrónica y Miguel Ángel Asturias


Para conmemorar un aniversario más del nacimiento del escritor Miguel Ángel Asturias, así como los cuarenta años del anuncio de la entrega del Premio Nobel de Literatura a su obra, Revista Luna Park y Metáfora presentan el Video Luz de Alumbre del Proyecto Pájaro Jaguar. Una interpretación gráfica y musical/experimental de la obra de la novela “El señor Presidente.

Viernes 19 de octubre
18:00 horas

Auditorio de Casa de la Cultura
Entrada gratuita

Para mayor información acerca del proyecto visiten el área de Música de Revista Luna Park

lunes, 15 de octubre de 2007

Máquina del Tiempo

Por: Gabriel Rodríguez


Soy una especie de caracol y de cangrejo ermitaño, o más exactamente al revés: porque he tenido que mudarme a casas portátiles más grandes, a medida que mi mundo interior crece. No obstante, siempre llevo conmigo cosas esenciales. Van conmigo en casa mudanza. ¿Qué cosas? Voy a disparar al aire algunos ejemplos, así en buena onda para que toda la mara que le guste, trastee su máquina del tiempo. Ahora los invito a compartir un poco de xingadeira con mi máquina del tiempo.
Muchas veces, todo comienza con Cri Cri cantando a dúo con el ratón vaquero; y tan siquiera como ahora sucediera en las escuelas, que empiezan a salir todas las vocales a marchar de los élitros violinistas del pequeño amigo, y grillo cantor. Pasaron eones, es decir años, y Cri Cri sigue ajustando las cuerdas de sus élitros violinistas. Para alegrar la fiesta –y no rayar los acetatos del grillo en cuestión- se suman al rollo los muñequitos de Play Mobil, enfrascados en sus aventuras. A veces también lo hacen los Lego y los Tente, cuando momentáneamente están a verga de sus mil y una posibilidades combinatorias.

Con esta máquina del tiempo, me paso a otra, para saltarme los libros de la escuela y las maestras rancias. Cuando me meto en algún problema, recurro a Sport Billy para que saque alguna solución de su mini-maletín; y en su defecto, si no puede o está de vacaciones, hay buenos reelevos: Matzinger Z, los superhéroes Marvel y los Superamigos y Cía saliéndose de los cómics, de las páginas multicolor de las historietas. Pero a veces están muy ocupados convenciendo a mis papás de que me lleven a la juguetería que tengo cada vez más grande en mi cabeza. Pero sí, tengo suerte de ser tratado con calidez en plena Guerra Fría.
Treinta y un siglos después, cuando a menudo la dictadura militar de mis maestros y maestras me condenan al destierro fuera de mi salón de clases, e incluso de la hora del recreo, hay otro tío, Ulises 31 me invita a su exilio intergaláctico hasta que pueda llegar a su casa. Siempre y cuando la Guerra de las Galaxias no haya desplegado su poderío en las estanterías de las jugueterías; tanto como para que un Imperio contraataque, o un Jedi regrese con grandes ofertas; y que E.T. consiga telefonear a su casa.
Cuando por el poder de Grayscole consigo ganar el examen de matemáticas –sin estudiar, claro está-, o en su defecto la Espada del Augurio me ayuda a ver más allá de lo evidente, sacar acordeones y el chivo de cuernos retorcidos, sin necesidad que los descubran mis profesores debajo de mi pupitre. Cuando hago todo esto puedo evitar mi krypotonita. Otras veces no. Quisiera preguntar si el tedio del Idioma Español es una jerigonza retorcida, más pesada que el anda de la procesión infantil de Semana Santa que me obligan a cargar. Sería mejor una versión aburrida de Calabozos y Dragones.
Me gustaría saber si es mejor que planee un escape de mi salón de clases, a lo Houdini y Mandrake, o acaso a lo Indiana Jones y Jonhy Quest. En ésas, que un buen amigo, a la hora del recreo, me convide un poco de espinacas; y sí, poder poner en su sitio a esos tres pitufos de mierda que tengo entre ceja y ceja y están en mi clase: el filósofo, el gruñón y el vanidoso. Rebotarlos como cuando juego canicas, fut, o Invaders en el Atari. Luego, no estaría mal darme un Viaje a Las Estrellas de Pollo Campero, McDonald’s, Chévere, Los Gauchitos, y por qué no, futío acompañado de garnachas, churros y choco milk con una sobredosis de chiquitolina, sin que nadie cuente con mi astucia.

En fin, quisiera preguntarme si Cri Cri y compañía aún salen en ciertas noches y aún salen en ciertos días, acompañados de Enrique, Ana, y otros Chicos que andan a Menudo por ahí con todo su Timbiriche; si Memín sale de sus páginas para hacer travesuras, y Kalimán lo saca de apuros antes que le caiga la tabla con clavo. Me pregunto si en su defecto, le echarán una mano al negrito los superhéroes de Marvel, cuando tienen ratos libres en los cómics, aunque no hable inglés, ratón vaquero traduce. Qué pasará cuando los que le ayudan al patojo hablan francés –y gálico también-, como Ásterix, Obelix y el Druida cuando no están ocupados con los romanos. Seguro son favores que ahora pueden solicitarse a Harry Potter.
Son cosas que quisiera preguntar, si quedaron registradas en la Historia Universal para niños, o si ocurrieron en algún planeta de mis libros de astronomía infantil; o si de paso visité al Principito en su propio planeta, y mi avión no descendió de emergencia en ése mundo.
Quisiera preguntar si esto no es preferible a quedarse en la Isla del Tesoro sin un buque de retorno; o encontrarse a Sandokán desembarcando en la jungla. O por el contrario, ser rescatado por el Nautilus y ser invitado abordo por el Capitán Nemo, para no ir a parar en el centro de la Tierra y hasta el lado oscuro de la luna. A lo mejor es preferible un poco más bajito y despacio para ir cinco semanas en globo, para no encontrarse durante la noche en el callejón de mis temores, al Sombrerón y la Llorona. O pedir al genio de la Lámpara, que me dé el poder de desaparecer y aparecer a voluntad, de donde ni mi bicicleta, ni ningún auto fantástico, Fénix 5, o Lobo del Aire, puedan sacarme de la zona de peligro y dejarle los ojos cuadrados al payaso asesino. Insisto, ahora estos favores puedo solicitarlos a Harry Potter; como también no volverme un señorito de las moscas en mi propio basurero, escoltado por las negras alas de los fantasmas carroñeros, mientras inhalo mi infancia encerrada en una bolsa de plástico. Pienso en los que no han contado con todo esto, y que la compra de un Big Mac a su salud una vez al año, no es suficiente para sacarlos de la compañía de esos calabozos y ladrones.

Todo esto lo cargo todas las mañanas en una mochila y se muda conmigo adonde quiera que voy. No lo desempaco hasta que me voy a dormir. Es más, ni siquiera tengo necesidad de guardarlo en una mochila; y tampoco necesito un ipod, y cualquier aparatejo por el estilo, ni Internet para echarlo a correr. No es como pintarse la cara de payaso sin un espejo, y sí es para dejarle cuadrados los ojos al payaso asesino.

viernes, 12 de octubre de 2007

Please, insert coin


Por: Julio Serrano


Muchos de los que leemos estas palabras fuimos niños en algún lugar de los ochenta. En mi cabeza esta década es un esfuerzo por recordar las tardes frente a la tele, los primeros años del colegio y un viaje a Disney. La imagen de mi mamá viendo amor en silencio y de mi hermano mayor imitando a Bruce Dikinson, puras instantáneas. El ocho y el cero con algún tipo de letra regordete y dorado, con un paisaje en colores pastel de fondo y todo sobre una espantosa camiseta blanca medio rala y bastante floja, los ochenta con su inquisición estética, con sus novedosos e inaguantables sintetizadores, los ochenta en la pantalla, plenos de infancia.

No existe niño que tenga las manos vacías, cualquier cosa que ocupe sus dedos podrá transformarse en una nave, un carro o un caballo. A partir de lo anterior podemos arriesgarnos a hacer dos divisiones esenciales del juguete, los que de plano y los que ni modo. Los que de plano se compraban, se viajaba cuatro horas de tu casa a la capital, o solo cuarenta minutos, pero salías, ibas allá, a la sexta avenida entre décima y novena, a ese lugar que ahora es una mancha de humo, a la vitrina que ya no se mira, al lugar de las máscaras: La juguetería. Entrabas y siempre había una ración de plástico y metal que llenaba tus manos. Después apareció El juguetón, pero esos son otros cinco pesos.

Jugar porque de plano

El juguete más elemental de los que de plano, el lego, el trocito, el cubito rojo que aparecía tirado en la cocina, el que se te iba entre el baño o en el mejor de los casos en el sofá. Los carros que de plano los Matchbox y los Hotweels, los Tonka (todavía de metal) y las pistas Tyco, y por supuesto los Micromachines y sus cosméticos de aceite. Lo muñecos de jimán, las barbies, los pitufos de hule que algunos coleccionaban, la pelambrera de los trolls, las tortugas ninja, los robots, los rambos. Pero entre los que de plano hay que hacer un espacio especial, es para los juguetes de McDonalds, el más antiguo que conservo es una patrulla con una hamburguesa policía manejando, que por alguna brillante idea de algún creativo macdófilo, expulsaron al policía del imaginario y sólo dejaron al robaburguesas. Macpapitas que se intercambiaban de ropa y sombrero, tres o cuatro versiones de los Muppets (de peluche, de hule, de plástico, sentados, parados o en bicicletas), robots que se convertían en helados o papas fritas, el inspector Gadjet, la película de temporada, o el señor cara de papa. En la caja de los juguetes que de plano no faltan ni los que se compraban en Mac, ni los que venían en las cajas de CornFlakes, como los animales que se metían chiquitos a la pila y salían convertidos en una tremenda plasta de hule.

Una de las principales ramas de los que de plano son los videojuegos. Jugué la última generación de Atari, 7800 era la serie, controles de dos botones, mejor resolución de imagen (¡Oh imagen, valiosa y placentera imagen!), evidentemente éste era posterior al legendario Atari 2800. Pero la humanidad se partió en dos en la década de los ochenta, sí, antes y después del Nintendo, antes y después de Mario. Recuerdo que le regalaron a mi primo, en su cumpleaños número seis, un Nintendo, 8 bits, dos botones rojos y dos peuqueños grises. Mario Bros apareció en nuestras vidas y aceptamos a los videojuegos en nuestro corazón. Me encantaba visitar a mi primo para jugar frente a la tele, muy cerca de ella, sentir que era parte de lo que pasaba dentro del aparato, dentro de ese nuevo cajón de juguetes. Horas frente a la pantalla, pasando mundos y castillos, comiendo hongos para hacerse grande y rescatando princesas; placer superior era dispararle a los patos de Duck Hunt, las manos, mis manos, manipulaban por primera vez la imagen en la pantalla. Luego nuevos juegos, secretos en las pantallas, trucos, mejores armas, inevitable la evolución, ansiada.

Nunca faltaron los policías del Nintendo: que te volvías tonto, que te quedabas ciego, que convulsiones epilépticas, que el diablo (recuerdo que hasta de los pitufos dijeron que eran satánicos), pero no fue suficiente. A inicios de los noventa nos llegó con evidente retraso el Game Boy y Super Nintendo. Era realmente alucinante jugar básquet en la NBA y reventar tableros con Jordan o con Shaquille, poder ser campeón mundial con la selección de Atescatempa en el FIFA 9X y por supuesto dejar ensartado a tu contrincante en un techo lleno de púas en Mortal Kombat (se creó la leyenda de que había una clave para poder ver desnudas a las peleadoras, Meelena, Sonya Blade, Kitana; obviamente pura fantasía, pero útil, muy útil).

Paralela a las consolas (Que además el Sega y el Segasaturn —ni mencionar el largo listado de las actuales—) estaba la computadora. Los primeros juegos para compu no eran mejores que los de Nintendo: Prehistoric, Prince of Persia, King comander (que se corrían desde DOS), luego Windows 3.11 y el vislumbrante Windows 95, para algunos de nosotros el tiempo no ha cambiado tanto como las versiones de Windows (que siguen siendo una mierda). La evolución fue sorprendente, de jugar Asteroids, Pac-Man o Invaders a dispararle a los enemigos en Wolfenstein o Duke nukem o a ser un espía encubierto de la Segunda guerra mundial. Ya no bastaron algunas tardes frente a la tele, fueron necesarias semanas frente a la compu para ver el cinema del final.

Ser el protagonista de tu propio cuento, de tu guerra, de tu ciudad. Los videojuegos nos han permitido vivir en carne propia, a través de un monitor, cualquier tipo de historias, las que uno quiera, las que uno escoja.

Jugar porque ni modo

Ahora bien, no siempre le compraban a uno juguetes, ni siempre quería uno usar los que tenía, he ahí el origen de los que ni modo. Los que ni modo se hacen, hasta la fecha, con cajas de cartón, con cerchas, con rollos de papel higiénico, con piedras, tierra y agua. Todos más de alguna vez tratamos de meternos a una caja a ser nosotros el juguete.

Los videojuegos tienen su propia versión de los que ni modo: las maquinitas. En nuestros más arriesgados recuerdos está el pasarse horas en un lugar ruidoso y marcado con el seductor símbolo del vicio, introduciendo monedas en unos armatostes de madera con una tremenda pantalla y un tablero con una palanca (normalmente roja) y varios redonditos botones. Quizás el más clásico de los juegos de maquinita sea el del avioncito que bombardeaba la tierra, un juego a 2D con vista aérea en que el que se gastaban buenos gabetazos, F-Zero si la memoria no me engaña. El que hacía sencillo los billetes, el que cuidaba la puerta, el chavito flaco y medio maliado que con una sola choca pasaba tres horas jugando, que en los de pelea siempre ganaba, y que a mucha honra alguna vez fuiste vos. Las maquinitas, eran el paraíso de la más colorida y radical transgresión de la infancia, ir a escondidas de tus padres a gastarte su dinero.

Los que ni modo todavía los usamos, en los buses, en las salas de espera de las clínicas dentales, en las colas de los bancos y en las aulas. Por ahí se le ve a alguien mariposeándose un moco, somatando el lapicero en el escritorio o haciendo los más torpes y desconocidos origamis con la factura del café. De la infancia nos sobrevive la creatividad del juego, pues, como dice Calamaro, “vivir es jugar y yo quiero seguir jugando”.

miércoles, 10 de octubre de 2007

El soundtrack de mi niñez/(quién pompo)



Por Martín Díaz

No hace mucho, un grupo de amigas muy cercanas y yo, nos propusimos hacer una lista de rolas para celebrar el cumpleaños de alguno de nosotros. La consigna era que las rolas nos recordaran la niñez temprana, la primaria y, si mucho, el básico; que ciegos estábamos.

Bueno, luego de dejar un largísimo listado, que no corresponde a nuestra niñez sino a la temprana adultez de nuestros papás (finales de los 70’s), llegamos a un borrosísimo montón de canciones, la mayoría en español, bastante jocoso de mencionar y casi todas con un título que realmente no importaba, ya que con una frase se sabe qué canción es:

No te metas con mi cucu (La Sonora Dinamita),

La ventanita del amor (Garibaldi),

Vamos negro pa’ la conga (Ricardo Montaner… Sí, Ricardo Montaner),

Tengo una bolita que me sube y me baja (Garibaldi)

Corro, vuelo, me acelero (Timbiriche)

Con todos menos conmigo (Timbiriche)

Bikini a lunares amarillo (The Sacados)

Eva María se fue (se las debo)

Quién Pompó (Chico Che)

La Lambada (Kaoma*)

Quisiera ser un pez (Juan Luis Guerra)

Bailar pegados es bailar (Sergio Dalma)

Tiempo de Vals (Chayane)

Chequetere (no importa)

Hombres al borde de un ataque de celos (Yuri)

Formas de amor (Caló)

Quinceañera (Talía)

*¿Sabían que “Lambada” significa Latigazo en Portugués?

Y un largísimo etcétera de entre las cuales me permití señalar a algunos autores y melodías clásicas que le siguen sacando suspiros o vociferaciones a la ya crecida generación “Y” (y además tienen calidad):

Wilfrido Vargas

¡Recórcholis! ¡Autor de una gran parte de mi niñez musical!

Wilfrido Radamés Vargas Martínez (24 de abril de 1949), es un músico y compositor dominicano nacido en Altamira, Puerto Plata, conocido, particularmente, por popularizar el merengue fuera de las fronteras de su país.

Autor de temas que perduraran en el subconsciente de toda una generación (muy a pesar de algunos), quizás los más destacados sean: “Por la plata baila el mono”, “El africano”, “Abusadora”, “El baile del perro”, “El jardinero” y “A mover la colita”

¡Qué grande Wilfrido!

Michael Jackson

Me ahorro los datos biográficos y no, no vivimos el auge de Michael ni nos emocionamos cuando salió “Triller”, pero el album “Bad” y los videos de este señor marcaron nuestra generación.

Selena

¿Quién no fue a ver al cine a Jennifer López en su debut por culpa de Selena? Bueno, más importante que haber sabido de su muerte por “Primer Impacto” es el amplio repertorio de rolas que aportó a nuestra niñez: “Amor prohibido”, “Como la flor”, “Dreaming of you”, “La llamada”, “Bidi bidi bom bom”, “La tecnocumbia”, “El chico del apartamento 512”, “Carcacha” y “Si una vez” creo, son las más emblemáticas.

Cri Cri

Francisco Gabilondo Soler (6 de octubre de 1907, Orizaba - 14 de diciembre de 1990, Texcoco), no sólo fue un compositor mexicano de canciones para niños; sino el cantautor de mi niñez más inocente y gordita: “La patita”, “Caminito de la escuela”, “La muñeca fea”, “El ratón baquero”, “El Ropero” (Toma el llavero abuelita…), “Negrito bailarín”, “Negrito Sandia” (!), “El chorrito” y “Bombón” son las mías; cada quien tiene su propio playlist de “El Grillito Cantor”.

Ahora vamos con algunos Clásicos:

Juana, la Cubana

Original de Fito Olivares, que nos llegó por diversas agrupaciones incluyendo a Las chicas del Can, Selena y hasta Marito Rivera y Bravo; pero me quedo con la mera, la de Fito: “Háganle una rueda a Juana porque ya empezó a bailar, esa morena cubana nos va hacer hasta sudar…”

Amor de mis Amores

De La Sonora Dinamita. Una de esas canciones de despecho que suenan demasiado dulce, demasiado intenso. Una sabrosísima obra de arte: “Ya que pagaste mal a mi cariño tan sincero, lo que conseguirás: que no te nombre nunca más…”

Tu, Mujer

De la FM de Zacapa. Para no dejar de ser guapachosos, otra gran rola bailable de un grupo nacional, además, que por cierto otro grupo nacional tuvo a bien chingar: “Tu, mujer me has embrujado (aay) con tus besos de magia negra (aay) y tu mirada hechicera…”

¡Y por supuesto que nos quedamos demasiado cortos! El playlist de cada quien es inmenso. Así que este niño 85 se va a la camita (como alguna vez oyendo a Topo Gigio) y los deja arreglarse con el Ares, Lime Ware, Youtube, Etc…

¡Feliz búsqueda!

lunes, 8 de octubre de 2007

“Las aventuras animadas de ayer y hoy presentan...!!!”


Por: Carmen Lucía Alvarado

El televisor era pequeño, gris, con detalles de una madera falsa, imágenes en blanco y negro. Yo era del tamaño del mueble que sostenía ese cajón de cuatro canales, voces y caras que mantenían una conexión de mis ideas hacia fuera. Sí, era blanco y negro, y no pude evitar asombrarme cuando años después lo confirmé, porque recuerdo con detalle cada color de la franja de caricaturas.

Ahora me pongo a la infancia como espada de Thundera y le digo: “Muéstrame más allá de lo evidente”:

Es inevitable: Un suspiro deja a la luz tantos rostros de ojos grandes y brillantes, imágenes claras, voces, las voces… De pronto el mundo eran esos pequeños seres azules con sombreros blancos: Los Pitufos eran mi compañía de las 10 a.m., era tan familiar verlos caminar entre los hongos, perseguidos por el malvado Gargamel que los quería atrapar y repetía con fuerza y rabia: “¡Aunque sea lo último que haga!”

La magia de las caricaturas rompe el vidrio de la pantalla con la imaginación. Los Snorkels tenían la capacidad de que mi casa se inundara y se convirtiera en un barco en el fondo del mar. Mi mamá no lo sabía pero estábamos nadando. En las caricaturas escuché por primera vez, al menos que yo recuerde, el termino “más allá”, era una misión de estos pequeños seres marinos, cuando dijeron que iban “al más allá” la televisión se convirtió en un agujero negro, profundo, lleno de preguntas.

El inspector Gadget, su sobrina y su perro Sabiondo, (en este momento la cancioncita aparece a todo volumen) fueron los responsables de que saltara en el pasillo de mi casa esperando que los resortes hicieran de las suyas, y me elevaran fuera del techo. Después de una fuerte dosis de casos resueltos por los cerebros y la tecnología de Mindy y Sabiondo, yo esperaba que un libro de la enciclopedia Salvat tuviera botones y me mostrara cómo resolver los problemas (¿qué problemas?)

“Este mensaje se autodestruirá en 5 segundos” (no es cierto).

Era feliz al ver que las etiquetas de los productos de una tienda cobraban vida, los personajes de los libros se salían de la portada y llegaban al fondo de mi asombro. No hay nada más poético que saber que tras la puerta de un armario viene un tren a toda velocidad o nos espera el monstruo de la laguna azul.

Nos convertimos, lenta y mágicamente, en pequeños personajes coloridos. Las caricaturas nos enseñan a imaginar al estilo de los Muppets, a transformarnos en héroes del jardín y de misiones al fondo de las sabanas. Rufo toca piano, Fossie cuenta chistes, Gonzo quiere a Peggy, Peggy quiere a “Rrrreenneeee!!!...”, kiko y kika son gemelos, Beto y Vasilo genios, Animal, animal animal!!! Yo soy todos al mismo tiempo, me asombro al ver las largas medias de colores de “¡Nany!”

En fin, los recuerdos son inagotables cuando buscamos entre la infancia y nos encontramos con nuestros amigos animados. Los nombres y las historias de las caricaturas son ese tema del que todos podemos hablar porque funciona como un vínculo a la inocencia de colores, al asombro de nosotros ante el mundo como pequeños habitantes, con el más grande de los superpoderes: la imaginación.

“Esto es to esto es to esto es todo amigos!”

viernes, 5 de octubre de 2007

Los Centuriones (Centurions, Power Xtreme) 1986



Por: José Gerardo Muñóz Barrios


"El Doctor Terror y su compañero Hacker unieron sus fuerzas para conquistar al mundo, solo una fuerza es capaz de detenerlos, la fuerza de tres hombres, quienes con la ayuda de un rayo especial pueden ser enviados a cualquier lugar. Con un increíble sistema de armas de ataque manejado desde la estación espacial SkyBold, se convierten en el poder supremo del Hombre y la Maquina, Max Ray, especialista en las operaciones marinas, Jake Rockwell, especialista en las operaciones terrestres, y Ace McCloud, especialista en las operaciones aéreas, han unidos sus fuerzas contra el crimen y son Los Centuriones.”

Hace algunos días, cuando la editora de Luna Park me dijo que escribiera sobre alguna caricatura representativa de mi infancia, como primer recurso se me vino a la mente una caricatura japonesa, sin embargo, esta alternativa no me convencía, así que comencé a buscar en el cuarto de cachivaches de mis recuerdos y logré sacar a la luz esta belleza: “LOS CENTURIONES”.

Los Centuriones es una de esas series de dibujos animados que alcanza el estado de mito dentro de los recuerdos de todos aquellos que nacieron en la década de los 80’s o un poquito antes, no porque fuera realmente una caricatura espectacular como He-Man o los Thundercats, o tuviera una fascinante historia como los Transformers, sino porque permitía a sus protagonistas realizar infinidad de suertes en el agua, en el suelo y en el mar, contando siempre con miles de accesorios que facilitaban la tarea de derrotar a los malos y conquistar la imaginación. Los Centuriones, era una serie de dibujos animados realmente interesante porque manejaba la posibilidad de la unión perfecta entre el cuerpo humano, la robótica, sus consecuencias, y porque siempre tuvo un halo de misterio, aunque claro, no lo veía así cuando apenas comenzaba a conocer el mundo.

Los Centuriones, en cuanto a su historia, era la típica lucha entre el bien y el mal, en cierta forma la lucha entre U.S.A. futurista contra los comunistas Cyborg. Los héroes eran: (Max Ray (verde/agua), Jake Rockwell (amarillo/tierra), Ace McCloud (azul/cielo), Crystal Kane (científica), Shadow (mascota), Lucy (orangután), Rex Charger y John Thunder (dos centuriones desconocidos). Y los villanos Doctor Terror (rojo) y Hacker (azul/con un gran chunche en el brazo que nunca se supo para qué servía).

Lo que más recuerdo de esta serie de dibujos animados era el extraordinario armamento de los Centuriones, que lograba ser incorporado a su traje especial mediante una invocación lanzada al vació que decía “Poder Supremo”, quedando así estos individuos, separados del resto del universo, preparados para entrar en una especie de trance en el que su cuerpo quedaba flotando en un brillante plano de ingeniería que poco a poco se iba opacando conforme se adherían las armas al traje de cada Centurión. No recuerdo bien, pero era Crystal Kane la que controlaba este limbo tecnológico llamado SkyBold, sin embargo siempre existió la duda de quién realmente había construido todo esto y con qué objetivo, pero de lo que no queda duda es que ese alguien quería jugar a ser un dios ya que la estación central se encontraba sobre la tierra.

Una cosa que siempre me llamó la atención de esta serie, y hoy aún más porque la estoy recordando, es que los héroes en casi todos los capítulos salían con sus trajes especiales y muy esporádicamente con ropa de civiles, lo que deja en el aire preguntas inquietantes: ¿los trajes especiales de los Centuriones estaban adheridos a sus cuerpos como un órgano o miembro más de su cuerpo?, ¿el querer salvar a la humanidad implicó para los Centuriones que los mismos hombres les dieran la espalda por ya no ser humanos sino pseudo máquinas?, ¿los Centuriones y Cristal Kane al final de cuentas eran robots?. Otro punto que quedó bastante confuso, es sobre si Hacker y el Doctor Terror ¿en algún momento fueron centuriones, digamos como unas versiones anteriores?

Definitivamente la serie animada Los Centuriones es un clásico dentro del recuerdo de toda una generación tanto por el estilo de los trajes como por el grito de “Poder Supremo” lanzado al vació, serie que a mi gusto debería de ser retransmitida aunque sea sólo para recordar mejores tiempos y para poder despertar la fantasía en más de algún antiguo fan.

Para los niños que fuimos

Octubre es el mes de los niños y las niñas. Con ese sentir, el blog de Revista Luna Park quiere dedicar su espacio para recordar a los niños y niñas que fuimos, a través de una serie de artículos/reacciones basados en esa etapa que, físicamente, muchos hemos abandonado. Disfrútenlos.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Poesía Chinique en Xela




Parece que la poesía ya no es propiedad absoluta de las musas, los grandes salones ni los profesores entacuchados. La apertura se va logrando y va dejando que se visualice como algo de todos, como parte de la vida cotidiana.
Por eso, Metáfora y Casa La Serpiente organizaron Poesía Chinique: un actividad que mezcla la cultura popular guatemalteca, representada por la marimba orquesta, y la poesía contemporánea.
Es así como, el sábado 6 de octubre, estas dos expresiones se unirán en el Centro Cultural La Serpiente, ubicado en 5ta calle 2-16 zona 1 de Xela, a las 7 de la noche.
Participan: Wingston González, Julio Serrano, Elisa Ángel, Carolina Siekavizza y todos los que quieran compartir su trabajo literario.
Asistan.

lunes, 1 de octubre de 2007

Revista Luna Park No. 3


Revista Luna Park llega a su tercera edición. El camino recorrido hasta este punto ha estado lleno de sorpresas y satisfacciones. Desde agosto, hasta ayer, recibimos 1660 visitas, entre las que se encuentran lectores de Xela, Guate, El Salvador, Estados Unidos, Canadá, España y Nicaragua, entre los más representativos. La mitad de ellos ha vuelto más de una vez.

Aprovechamos para agradecer los comentarios, los correos, los deseos de colaborar, los artículos de prensa, los links en los blogs, todo eso nos empuja a continuar.

Aquí está, entonces, la Revista Luna Park No. 3, que en Octubre, mes del niño y de Asturias, dedica su sección de reseñas y pintura a la literatura infantil y sus ilustraciones; y el área de Música al proyecto Pájaro Jaguar y su disco Luz de alumbre, una interpretación gráfica y musical de la novela de Asturias, El señor Presidente.

Acompaña la edición, una entrevista con el escritor Carlos H. López Loarca, un reportaje acerca de las características del idioma de los quetzaltecos, y una galería fotográfica que pone su lente de aumento en el colorido de la feria.

Lean, escuchen, comenten, naveguen, es el turno del arte.