lunes, 31 de marzo de 2008

Ya salió la Revista Luna Park No. 9


Ilustración: Diana Vásquez

Letras, libros, literatura, escritores. Es abril, el mes de los libros y del idioma español. Nosotros lo celebramos. Por eso, en Luna Park incluimos un acercamiento al lenguaje y la ideología de uno de los grandes escritores guatemaltecos: Luis de Lión. Examinamos la evolución hacia el espanglish. Incluimos cuatro sugerencias de libros, para ver si alguno te atrapa. Desplegamos una galería fotográfica muy a tono con la ocasión. Y realizamos un paseo por las vanguardias pictóricas de entreguerras, y un completo recorrido por lo más representativo del rock cubano.

Acompáñanos en esta novena aventura. Lee, escucha, observa, comenta…es el turno del arte.

www.revistalunapark.com

sábado, 22 de marzo de 2008

Gabriela Navassi: in memoriam


Su nombre estaba en la lista de las mujeres que este mes escribirían sobre mujeres. La muerte se nos adelantó. Hoy le dedicamos este espacio, su espacio, a su poesía y su recuerdo, como un homenaje y un pequeño agradecimiento por la enorme enseñanza de fuerza vital que nos dejó.


*
Algas en la ventana. Una fotografía ronda en mi lengua, gris como la textura de tus uñas. Decidí que no; que tras darte las venas de mis párpados, de respirar la sal con cicatrices de tu espalda, el esófago es sólo una marioneta rota. Algas en la ventana, sí, sobre todo algas.

*
Ella depende del espacio ajeno; se mueve largamente en una casa de dos plantas. Amplían su cocina, camina descalza. Ella es normal al mundo, ves como finge fragilidad. Aprendió a mentir con cada sábana, la mano que la toca le raspa las rodillas. Nada la obligó: a veces está triste porque no tiene ventana. Lo justifica todo, su voz es una caja, su vientre está cansado de albergar esperma. Que no lo sepa nadie. Sus labios inflamados y sus niñas muertas son sólo maravillas del hogar.


*
Con hecho pensado

Muero,
desangro,
vuelvo hueso.

Cargo mi ataúd
y me acompaño.

Cavo y me entierro,
me echo flores
y toco la marcha negra.

Todo lo sabía de antes.

Yo misma
encendí
mis velas.


*

Ella besa la sangre
que regué bajo sus pies.
Camina entre mis velos, distante e insolente
pisoteando todos
mis reflejos mudos.

Ella aprieta
las gotas transparentes
en sus dedos,
habla y dilucida
las formas femeninas de mis trazos.

Bien sabe
que el espejo caerá cuando me pierda,
y que su voz ya no hablará
reclamando claroscuros.

Ella me borra
de sus cuatro rincones huecos,
me parte,
y se advierte otra
en ella misma.


*

¿Pecado?
Pecado:
Orden de no ser vos mismo –el bueno-
sino la basura, abulia y reprimido
que Ellos quieren.


*

Me sentaré junto al reflejo muerto,
cualquier otro instante me rescataría.

Talvez fumaré
romperé un libro
me pasaré de copas
y seré infiel.

Quizá el instante me mate,
Cayendo en ruinas sobre mis dos sombras...


*

Y si el árbol y si el aire si la hora. Tanto lugar común en los zapatos. Ella se inyecta algas, y su casa: 4 paredes nulas, agujeros, 6 estalactitas y la charla de las 10. Un simulacro, acrobacia de la risa, lágrimas de máscara.


*

Ella dice que el mundo es una esfinge sorda / Ya la escuchaste / Lucía / y ya cansada / desayunaste el cuento con todo y sus princesas / Ella no es rubia / y hace meses / su único adjetivo era: invisible / Todo mentira (era más fácil) / y qué puede valer que tú / lleves Babel colgando del bolsillo y que las plumas / abran tu boca y tiranicen tus muñecas / Vuelve a la cama / Lucía / y sobre Ella / ponte el velo de nieve / de la sal.

*

Sin reloj en la muñeca estás desnuda / Sin apremio del trabajo / del tabaco / de la muerte a quien deseas en la esquina esquina de miedo esquina de orgullo / rincón de trapos sucios / de lo que harás nunca / de mi tacto que te ahoga / y te detiene / y te demora / y te disfraza / y te dilata la sangre de las sienes y te grita que el silencio es la renuncia / que es la sal / que sí es la muerte.

*

Reanuda el espejo la tarea
de buscar un agujero en las rodillas
y penetra en la cabeza del que cree
que callar los ojos y esconder las piedras
es hacer que la inmundicia no se vuelque
y ejecuta entonces lo que noche
lo que tarde
lo que diario
da un motivo de quebrarse entre la gente

*

Estiro la tarde en la ventana / la noche es sórdida la noche / y ahora mismo / podría pedirle a Dana más consuelo / que llevara / esta hora misma más allá de esta hoja muerta / del sillón / de esta amalgama de terror / de esta amargura / que perfora el vientre de la calle.

*

Un agujero diminuto se traga tus pies/ Qué raro es verte pequeña / reducida / con un cuenco de terror sobre las piernas / Qué raro es verte cubierta de cera... / peinándote la cara / lacerando aves de tiza / dando cuerda a las paredes que han de hallarte sumergida / entre las hojas del sopor que no adelanta las agujas / disipada de tu cuerpo / del error.

*

Tus pies dibujan un círculo / Yo balbuceo detrás de los anteojos / separándome un centímetro / Después / se difumina la silla / la linterna / Es más estrecha la carne / es más cruda la caricia / Los oídos se inventan una ola en la ventana / un tacto de madera en la espalda / Paloma mensajera mi mirada en tus rodillas / Tan falsa es la distancia...

*

No quiero adivinar los ángulos de tu cerebro / Prefiero verte muda / verte pez / escucharte troquelada / con el vidrio entre las sienes / grano frágil / sal pequeña / estalactita.

*

Un simulacro, Lucía / El sonido de los grillos / esta noche angosta / mis dedos que no saben si tocar tu espalda / porque no conocen más que tus dos ojos / Todo es mentira, Lucía: / tus dos piernas / tu mirada oblicua / y esta tarde absurda que te encierra entre estos libros y esta gente / y la promesa de un café otro día / Ni tu piel blanca / Lucía / ni el reloj de color verde en tu muñeca / que profetiza giros / vuelta al centro / y un número infinito de saliva / Porque el futuro / Lucía / es tan ridículo y extenso que no cabe / y si no es hoy ya no habrá almuerzo ni salida / o gatos blancos ronroneando en esta silla / ni esperanza / ni recuento / ni quién sabe / el agujero / y el conejo / y esta historia / corre el riesgo de no ser.

*

Sólo quiero dormir segura / de que bajo mi cama no se esconden / el odio /y el cansancio / y el hastío / y que Lucía al despertarme es más real.

lunes, 17 de marzo de 2008

El club de lectura Jane Austen, de Karen Joy Fowler/Intertextualidad: un rompecabezas para el lector exigente


Por Diana Vásquez

Cuando se trata de comentar sobre escritores estadounidenses actuales existe cierta reticencia para abordarlos, sobre todo si últimamente llueven libros best seller que, literariamente hablando, provocan a la vista de aquel lector exigente cierto desaire y dolor de gusto por las cuatrocientas a seiscientas páginas que sólo dejan un aliento a programa policíaco de fin de semana, es decir, dos horas (porque siempre pueden verse dos episodios seguidos) que entretienen, pero que después se olvidan sin ninguna complicación.

A parte de la situación sociopolítica y financiera que realmente no me importan, no simpatizo ni con la cultura ni con las ideologías puritanas y moralistas que pintan los gringos, que por cierto son muy sencillas de venirse abajo con cualquier escándalo en la Casa Blanca. Pero en la literatura siempre hay gente que reivindica la tierra en que nace aunque sea una mediocre tierra como Guatemala o una hipócrita tierra como Estados Unidos.

Bueno sin más preámbulo me centro en lo que quiero decir, y hay tres puntos a favor del libro que voy a comentar. Uno, fue escrito por una mujer -buen punto si se toma en cuenta que son escasas las mujeres que escriben narrativa-. Dos, es un libro que obliga (de “obligatoriamente”) a leer por lo menos seis libros antes que a él mismo. Y tres, es gringo, muy gringo, pero de esos que vale la pena leer, ¿por qué? Muy sencillo, muestra ese sistema gringo, sin idealizaciones, ni esperanzas y roza la línea severa del quitar máscaras y enfrentarse al rostro mismo, con personajes humanos en situaciones reales y fuera del típico grupo intelectual que se relaciona por medio de la literatura, pues su tema en común es ser lectores de Jane Austen.

Es aquí donde la intertextualidad entra en juego. Con este término se puede definir a la técnica del escritor que está consciente “que no hay nada nuevo bajo el sol”, pero que no repite precisamente lo que él ya ha leído, sino vuelve a interpretar las lecturas y forma entonces un material fresco con una base segura. Ese escritor que no pretende saberlo “todo” o creerse más sabio que los autores que vivieron antes que él. No se copia por falta de ingenio, sino por recuperar aquel texto de aquel escritor que viene al caso, en lo que se intenta expresar en un nuevo contexto, o simplemente crear una nueva novela en la que se muestra que el ser humano es el mismo a pesar de las épocas, los países, las edades y los géneros.

Karen Joy Fowler es la autora de El club de lectura Jane Austen, en donde seis personajes (cinco mujeres y un hombre) se relacionan estrechamente con seis libros de de la escritora inglesa Jane Austen (Emma, Sentido y sensibilidad, Mansfield Park, Orgullo y prejuicio, Persuasión y La abadía de Northanger). Con ese referente la autora ya ha complicado un poco el asunto, pero lo complicará más. La intertextualidad se refleja por todos lados. Los personajes se reúnen una vez al mes desde abril hasta a agosto, para comentar cada uno de los libros, uno por uno, en casa por casa de los seis integrantes del club. En medio de estas reuniones, se desarrolla el perfil del anfitrión en la voz narradora que también es parte del club, aunque no se sabe en realidad quién habla. A parte, en la mente de cada anfitrión se viaja del pasado al presente en menos de cuartos de párrafo, lo que convierte la novela en un rompecabezas más o menos ordenado, que si no tuviera ese esquema: casa, mes, personaje, novela, la historia se convertiría en un caos al estilo Faulkner.

Cada personaje del club de lectura de Fowler, juega con cada novela de Jane Austen, pues cada personaje de las novelas de Austen, se conjugan con las características de los personajes del club. Fowler como Austen dan a cada personaje roles en la trama (Algo parecido a lo que hace Michael Cunningham en Las horas con La Señora Dalloway de Virginia Woolf, una intertextualidad completa). Aquí es donde las dos, Austen y Fowler, tienen algo en común: ramifican la historia en cadenas humanas que se relacionan entre sí, como la vida real. Es por eso que en esta novela, de trescientas y pico de páginas, encontraremos lo complejo de la vida de los seis personajes, con sus recuerdos, madres, parejas, hijos, perros, libros, opiniones, sentimientos, experiencias, nombres, lugares, etc., etc., y en algún lugar del rompecabezas encontraremos algo que tiene que ver directamente con nosotros los lectores.

Es un libro peculiar, con personajes peculiares, a pesar de estar dentro de la “normatividad de las épocas”, y con un intelectualismo abstracto que se pesca entre líneas, porque reta al lector a conocer un poco de todo, ya que es un libro que habla de libros y vidas que hablan de vidas.

viernes, 14 de marzo de 2008

Cherchez La Femme!


Por Lucía Ochoa Figueroa


“Hay noches y días en los que descubro el terrible manto que me cubre, es un manto lúgubre, tejido a mano durante siglos, un manto que me envuelve con eventos desafortunados, maquinaciones y pensamientos retorcidos, que me hacen dudar de mi propia existencia y de todo lo que veo más allá de la ventana y a esa condición habrá que sumarle que soy mujer”

I
Mientras la noche se apodera de la vida de sus sujetos: con canciones de cuna, noticieros nocturnos, amores lentos y sueños anticipados. En una habitación alumbrada por una vela temblorosa, se encuentra una mujer sentada en un silla, dejándose acariciar por el ya conocido fantasma de la melancolía, toma una libreta y lee cosas escritas por ella misma al dios Eros, se pregunta: ¿hacía dónde va mi vida? Observa por un momento un cuadro pintado por ella en la pared, trata de analizarlo ¿qué habré querido decir con esos trazos? Miles de posibles respuestas, ninguna la convence. Otra lágrima amenaza con escapar de su inventario, tiene veintiocho años y un divorcio encima: el dios Eros la traicionó y de nada sirvió que supiera hablar francés: “Je t’aime mon amour”. A la vida se le va desfigurando el rostro y a ella el aliento, allí en su habitación, con dos balas descubriendo guarida en su cuerpo.

II
El sol se levanta de nuevo, y con él una niña de nueve años se prepara para vestirse, entra su madre y le dice en voz baja que se vista de negro. Van al funeral de su padre, la niña se enfrenta por primera vez con la sensación de que la vida duele, y regresa a casa siendo totalmente distinta de cuando salió. Pasan los años y a ella la vida le parece sin sentido e intenta suicidarse un día cualquiera, sin éxito; empieza a ser tratada en una institución psiquiátrica. Es una mujer brillante, viaja a Inglaterra a internarse en los celajes cobrizos y el gris poético, el amor la asalta en esas tierras y se casa con un poeta al que admira con fuerza; la vida le sigue sucediendo y esta vez le sucede un aborto, vuelve a quedar embarazada y antes del segundo cumpleaños de su hijo, se separa de su esposo, quien la ha engañado con otra mujer. Un día mientras se levanta de nuevo con el sol, se pregunta si algún día se despojó del luto, se dirige a la cocina, abre la llave del horno de la estufa, introduce la cabeza y se deja asfixiar con el gas.

III
En la sala de recuperación de un hospital, se encuentra una mujer de rostro cansado, sentada viendo hacia la nada. Durante su vida ha sufrido de algunos episodios de neurosis que la han dejado en cama por algunos días, además de un sentimiento de soledad que la ha asechado. Pero ahora está en el hospital porque tenía cáncer de mama y le extirparon un seno. Ella que es una mujer intelectual, valiente, que ha dedicado su vida a la búsqueda introspectiva, que se relaciona con los intelectuales más influyentes de su generación y comprende con total lucidez que la feminidad responde a factores mucho más sublimes que un cuerpo perfecto; de pronto ve como todo se le presenta pintado de absurdo, parece que hasta la soledad la ha abandonado; y entonces espera recuperarse pronto, para dirigirse al mar, al mar.

Los tres fragmentos anteriores corresponden a biografías un poco fantásticas y minimalistas en memoria de tres grandes de la literatura: Delmira Agustini, Sylvia Plath, y Alfonsina Storni, de quienes valdrá la pena escudriñar no sólo sus obras, sino también sus vidas, porque indiscutiblemente el genio que poseían, mezclado con algunas dificultades que a veces rayan en lo inverosímil, las llevó a puntos de auge extremo, de capacidad creativa admirable, pero también de terribles desencantos en un mundo que no fue creado para sostener almas tan elevadas y que sin embargo sostuvo por un momento sus pasos.
Cherchez la femme! Escribió Alejandro Dumas y con qué resonancia permanece en pie la legendaria frase, porque detrás de los intentos más sublimes, divinos, infernales y descabellados siempre hay una historia de mujer.

martes, 11 de marzo de 2008

Mujeres que escriben sobre mujeres


Para seguir a tono con la temática femenina de marzo, presentamos hoy varios enlaces en los que se pueden encontrar artículos sobre grandes mujeres, escritos por mujeres.

En jacintario, el blog de la escritora salvadoreña Jacinta Escudos pueden leerse:

Una mujer así no se avergüenza de morir: Anne Sexton
Voy a dormir: Alfonsina Storni
Hermosa como el suicidio: Alejandra Pizarnik
Morir es un arte y yo lo hago excepcionalmente bien: Silvia Plath
Regina José Galindo: el cuerpo como lenguaje artístico

La Revista Luna Park presenta tres textos:

Pepita García Granados: la musa irreverente

De personajes a creadoras: el inicio de las mujeres en la literatura
Janis Joplin: apología de una niña monstruo

Y con un tono más social se puede echar un vistazo a las ediciones del Periódico La Cuerda.

Que tengan una buena lectura.

sábado, 8 de marzo de 2008

Los perturbados entre lilas: algo sobre la prosa de A. Pizarnik


Por Belinda López

Las palabras son más terribles de lo que me sospechaba
. A.P.

Cuando se habla de Alejandra Pizarnik, irremediablemente se evoca la soledad, el silencio, la búsqueda constante del poema perfecto, la añoranza de la niñez perdida, la locura, el deseo y la muerte. Sin embargo, los escritos de Pizarnik reflejan, también, humor, ironía y un profundo conocimiento del lenguaje.
Escritora excepcional, constituida en figura mítica gracias a su condición de mujer dedicada al oficio de escribir, judía hija de emigrantes, homosexual, esquizofrénica y suicida, aspectos todos que favorecieron la identificación entre el yo poético con la creadora, atribuyéndole al ser humano todos los matices del mito personal construido a partir de sus escritos.
La producción poética de Pizarnik ha sido analizada abundantemente, sin embargo la mayoría de los estudios dedicados a su obra dejan de lado la prosa. Posiblemente esto se deba a la dificultad que presentan los textos para su lectura y compresión.
Sus escritos, a partir de 1968, están impregnados de ironía, humor y absurdo. Un texto fundamental de esa época es Los perturbados entre lilas, pieza teatral saturada de una hiriente ironía disfrazada con juegos del lenguaje. Enmarcada en la corriente del teatro del absurdo, constituye una especie de parodia de Esperando a Godot y sus diálogos están cargados inevitablemente de poesía. Los cuatro personajes de esta obra actúan como marionetas que se burlan de los preceptos sociales. Más allá de esta primera lectura, el texto es un testimonio irónico de la imposibilidad de comunicación y la soledad del individuo. Es una realidad traducida a pesadilla, una reflexión sobre la muerte. Los temas de la infancia, la farsa, la muerte, la imposibilidad de decir, de nombrar a través de las palabras son recurrentes. La obsesión transgresora de Pizarnik logra en esta pieza un retrato magistral de lo grotesco de la condición humana.
A pesar de que la mayoría de críticos ha querido ver únicamente la connotación obscena y humorística en la pieza teatral, dejando de lado la ironía, el texto ofrece una polisemia controlada de significados y la posibilidad de varias lecturas, de decidir entre un significado u otro. La autora invierte todos los rasgos de su obra poética anterior. Las metáforas desaparecen y se reemplazan por aseveraciones directas, implacables, de un mundo hostil, agresivo, incomprensible y lleno de dolor:

Seg: La realidad nos ha olvidado y lo malo es que uno no se muere de eso.
Car: Ya no existe la realidad.
Seg: sin embargo cumplimos años, perdemos la frescura, las ganas...
Perdemos... Car, ¿no es eso la realidad?

El mundo de Los perturbados es un submundo poblado de monstruos: una enana velluda, gris con cabello rojo, un gnomo que la persigue, personajes mutilados sirven a Pizarnik para retratar otra realidad. Así, lo deforme, lo retorcido forma parte de lo cómico y de la risa. Los personajes Carl y Segismunda utilizan un vocabulario escatológico para burlarse del código social, se esconden bajo la máscara de la obscenidad y, a través de ella, expresan las incongruencias de la condición humana. En esta pieza lo cómico resulta trágico y la risa surge desde el dolor, la soledad y la muerte:

Seg: Un tormento como sentirse deletreada por un semianalfabeto. Asfixia y éxtasis. De noche alguien pregunta en un jardín, pero las respuestas son equívocas y desdobladas.
Car: Por lo menos sufrís, por lo menos sos desdichada.
Seg: Admiro tu dulzura ponzoñoza.
Car: No me duele tu ironía. Pero si hicieras un esfuerzo por hablar. Te haría tanto bien.
Seg: ¿Quéres que hable? Muy bien (Pausa) Todo está como un peine lleno de pelos; como escuchar con una esponja en los oídos; como un loco metiendo a una mujer en la máquina de picar carne pero le parece poco y mete también la alfombra, el piano y el perro.

La lectura de Los perturbados descubre una evolución del lenguaje que se orienta hacia lo obsceno. Además, la poeta oculta sus preocupaciones anteriores, mediante de la parodia. En el discurso de esta pieza existe un rechazo a la poesía intimista y trágica. La burla es abierta, y explícita, utiliza referencias culturales, cruce de intertextos y citas parodiadas, como el diálogo entre Segismunda y Carol que parodia una parte de El enfermo imaginario.
La voz del yo poético, me atrevo a decir la voz de Alejandra, se reparte entre los cuatro personajes para reflejar el descanto, la desesperanza de la existencia en un mundo absurdo, sentimientos por demás identificados con la autora:

Seg: Porque mata al sol para instaurar el reino de la noche negra. Pero a mi noche no la mata ningún sol.
(...)
Seg: Todos me dicen que tengo una larga, resplandeciente vida por vivir. Pero yo sé que sólo tengo mis propias palabras que me envuelven.
(...)
Seg: Si viera un perro muerto me moriría de orfandad pensando en las caricias que recibió. Los perros son como la muerte: quieren huesos.

En mí el lenguaje es siempre un pretexto para el silencio, escribió Pizarnik en 1972, y tenía razón. Como toda su creación, esta pieza teatral se constituye en un espacio de palabras creadoras de silencios. De ahí que la escritora retrate en él una de las lecciones más duras de aprender: que las palabras no significan nada, que son inútiles, que desencantan de la poesía, es decir, de la vida:

Car: He vivido entre sombras. Salgo del brazo de las sombras. Me voy porque las sombras me esperan. Seg, no quiero hablar: quiero vivir.

Pizarnik tuvo el don de la palabra y este don se entregó al punto de llamar al lenguaje su refugio. Con él intentó ordenar su desván interior y creó más caos del que ya existía. Buscó en la escritura su forma de salvarse de la locura y, a la vez, de la realidad, y su aliado, el lenguaje, la traicionó, porque no hay espacio mejor para la soledad y el silencio que la poesía.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Emily Dickinson: “La naturaleza es una casa encantada”


Por Carmen Lucía Alvarado

Deslumbrarse por cada segundo con vida, encontrar la raíz de todo en el todo que rodea constantemente, concebir la vida como el don más grato de la existencia.
Emily Dickinson descubrió a la poesía en lo simple, en lo que a los ojos de cualquiera era tan sencillo y plano. Encontró en sus poemas la admiración y la grandeza, bajo los colores más cálidos de una tarde de verano: una inagotable cadena de intuiciones que la lleva más allá de la superficie de la experiencia, capturando las palabras como pequeñas cápsulas de emoción.
Amhrest, Massachussets, el lugar de su nacimiento, y en donde vivió (1830-1886), fue el escenario que cautivó sus sentidos e ideas, y le dio forma a lo que sería su poesía.
Dickinson manejó la naturaleza de una forma personal y arraigada. No como un ente superior sino como algo a lo que pertenecía, y que de hecho se manifestaba en ella, como ella se manifestaba en la naturaleza. Es decir, existía un manejo de pertenencia del cual surgía la sutileza y el asombro capaces de concebir el arte. La poesía, entonces, toma la forma del viento, se zambulle en el ambiente y lo delinea: el invierno deja helados a los poemas; el verano, llenos de luces; la primavera, de colores, el otoño, con las palabras arrastradas por el viento de los sentidos.
Los vecinos de Emily Dickinson seguramente se levantaban por las mañanas y veían por la ventana exactamente lo que los ojos de Emily acariciaban: “Esta es la época en que vuelven las aves/ Unas pocas tan sólo –una o dos-/ Y miran el pasado”.
Y no es que el espacio sea distinto, es que lo poético es capaz de transformar espacios internos, es capaz de manejarse fuera de los ojos del poeta y encontrarse con lo sublime hasta adquirir una concepción poética del espacio, una realidad que captura la emoción y la convierte en un paisaje completo, pues no carece de poesía.
La muerte también anda entre los arbustos del jardín, entre el ocaso más naranja reflejado en el rostro. La muerte también susurra con el viento y ve a la mariposa dejar su capullo. Inevitablemente un misterio envuelve las ideas cuando la muerte está del otro lado. Y es con los colores, con la emoción y la belleza que el misterio de la muerte se va reflejando: “¡Oh muerte, abre las puertas!/ Van a entrar los rebaños fatigados/ cuyos balidos ya no se repiten, / los que ya su canto terminaron”.
La muerte se aparecía a veces como un fin invariable cruel e indeseable; pero de pronto era la bienvenida a una inmortalidad persistente, a un deseo incontenible por conocer la eternidad y tratar de percibirla a través de la vida: “La eternidad se compone de ahoras/ No es un tiempo distinto/ Salvo que es Infinito/ Y hay otra latitud”. El alma debe estar entreabierta para recibirla.
Emili Dickinson escribía para aliviar una “parálisis del alma” cuando llamaba su atención “una súbita luz del jardín o un nuevo giro del viento”.
La poesía llega a ser la conexión más directa con la vida y con todas las consecuencias de vivir; llega a ser un personaje y una vivencia a la vez. El paisaje varía de acuerdo con su mirada, y el ambiente se personaliza a través de una sinestesia llena de intensidad de asombro, cautivada por la vida, tras los muros del jardín.


martes, 4 de marzo de 2008

Ya empezó "Caleidoscopio: las voces de los libros" en Xela


El martes continúan las actividades de "Caleidoscopio: las voces de los libros": un festival organizado por Revista Luna Park, que cuenta con el apoyo de la Unidad de Desarrollo Cultural de Quetzaltenango, y que acompañará a la Feria del libro de Xela hasta el miércoles 12 de marzo.

Durante todas las tardes se proyectarán entrevistas con grandes escritores: Julio Cortázar, Juan Carlos Onetti, Jorge Luis Borges, José Saramago. Además, se llevarán a cabo varias lecturas de poesía, una charla sobre literatura guatemalteca contemporánea, que estará a cargo de Anabela Acevedo, y se presentará el video "Luz de Alumbre" de Proyecto Pájaro Jaguar.
Todo, al aire libre, en el Parque Benito Juárez de la ciudad.

Para mayor información visiten la agenda de actividades que aparece en la portada de: www.revistalunapark.com


Imagen tomada de la galería de Thomas Hawk en Flickr

sábado, 1 de marzo de 2008

Ya salió la Revista Luna Park No. 8


Marzo es un mes propicio para unirse a la celebración de la mujer. Por eso, Revista Luna Park dedica buena parte a aquellas que han hecho historia: Pepita García Granados, Virginia Woolf, Silvia Plath y Janis Joplin, entre otras. Además, hace un recorrido a lo largo de la historia de la metamorfosis que hizo que las mujeres pasaran de ser simples personajes literarios, y se convirtieran en creadoras.
Un nuevo fotógrafo y una nueva técnica nos acompañan en esta edición, así como la tercera parte de la serie Arte Maya, dedicada, también a la mujer.
Exploren, lean, comenten… es el turno del arte.


Caricatura: Martín Díaz